Relato de Irene



Ahí me encontraba, un verano más, mi madre me manda al nuevo campamento de Serra,
me he preparado la maleta para 1 semana, la verdad que contra más mayor me hago menos
me apetece ir a estos sitios... siempre son las mismas actividades, no hay wifi, ni cobertura
y este año no veo a ninguno de mis amigos, es un aburrimiento.

Me despido por la ventana del autobús mientras se pone en marcha, se me invade la mente
al pensar en mi madre, después de la muerte de mi padre, hace unos meses, no me gusta
dejarla sola en casa, escucho una voz justo a mi lado que me interrumpe mis
pensamientos...

-Hola, como te llamas? (Esboza una gran sonrisa)
-Buenas, soy Fran, y tú?
-Carlos, es la primera vez que vienes a este campamento?
-Sí, suelo ir a uno de Cuenca, pero este año mi familia me quería más cerca (Sonrío)

Después de 1 hora y media, ya me encuentro aquí, bajamos y cogemos las maletas del
autobús, miro a mi alrededor, el sitio parece curioso y un tanto excéntrico, está rodeado de
hileras de árboles, tiene un caserón antiguo, con algunas ventanas rotas y moho en la
pared, al lado hay cabañas de madera, parecen nuevas a simple vista, ando y veo un pueblo
pequeño, no muy lejos de donde estoy.

Al rato se presentan los monitores, son severos para tratar con niños, con mirada vacía, nos
explican donde vamos a dormir, las actividades y lo que vamos a comer de manera
tajante, no veo una sola sonrisa en su rostro, uno de ellos me observa de manera
espeluznante, me siento incómodo, pero aparto la mirada apresuradamente.

Empezamos con las actividades primero rocódromo, luego yincana y por último “El
pañuelo”. Llegó la noche, nos sentamos a cenar, y esperamos hasta que nos la sirven, tenía
una pinta asquerosa, era sopa de color verdoso, decidí probarla, pero me empezó a doler el
estómago, así que solo me termine el postre.

Poco después, nos acompañan a las cabañas, me subí a la litera y estuve una media hora
mirando el techo, mi madre me matará cuando se entere que me he dejado las pastillas del
insomnio encima de la mesita de noche, de repente, escucho voces que vienen del
principio de mi cabaña, es uno de mis compañeros, reconozco esa voz, es Carlos, el chico
que me habló en el autobús, está hablando con uno de mis monitores, puedo entender
algo...

-Ven conmigo y te enseñaré una cosa...

Veo con los reflejos de la luna, como asiente con la cabeza y observo como se van, por un
momento siento miedo, donde se irían de madrugada? Me entra un gran dolor de cabeza,
pero consigo dormirme.

Al día siguiente, estaba mareado, tenía una especie de nebulosa que no me dejaba recordar con claridad, solo recuerdo que entró alguien, no obstante, esa noche decidí investigar un
poco, salí sin hacer ruido de la cabaña, estaba oscuro, así que puse la linterna de mi móvil,
me dirigí hacia el caserón, sentí terror, escuchaba ruidos, una mirada que me perseguía en
cada movimiento que hacía, quise seguir a pesar de todo, encontré una puerta, estaba rota,
pero poco a poco la abrí, tenía unas escaleras hacia abajo, era una especie de sótano. Un
olor repugnante salía de ahí, bajé, le di a un interruptor que había y se encendió una luz
tenue. Era difícil pasar con tantos cachivaches de por medio, le pegué una patada, se
escuchaban gritos. Fuí corriendo, me quedé sorprendido al encontrarme a mi compañero,
ahora recuerdo lo de la otra noche, era esto lo que le quería enseñar... estaba en una
cápsula conectado a diversos tubos con mitad cuerpo de reptil. Confundido, me escondí,
escuchaba a mis monitores hablar. Sentí un escalofrío y una respiración fuerte al lado de
mí, de pronto se me nubló la vista y me desmaye.

Me desperté un tanto desubicado, seguía allí, pero ahora en una de esas máquinas, no me
podía creer lo que estaba viendo, mis monitores se estaban convirtiendo en alienígenas,
miré y vi de reojo un cuchillo, estiré como pude el brazo y lo cogí, corté los tubos. Uno de
ellos se acercaba a mí, a medida que lo hacía, sacó una enorme lengua larga, apunto de
absorberme, Le clavé el cuchillo en el ojo. Le empujé de forma veloz y salí corriendo.

Ande hasta el pueblo más cercano, busqué la comisaría y hablé con uno de los policías,
asustado y temblando le expliqué lo que ocurría.

-De dónde viene? Como se llama?
-Del campamento de Sierra, me llamo Fran, por favor no me haga que vuelva...(Sollocé)
-Está bien, cálmese, han abusado de ti tus compañeros?
-No, es lo que le estoy contando, eran alienígenas y mi amigo tenía forma de lagarto...
Quiero irme a mi casa, llamen a mi madre
-Tranquilo, le llamaremos, pero joven no invente esas cosas (Se rió)

Indignado, me senté hasta que llegó mi madre, no me creyeron, le dijeron a mi madre que
era cosas de niños de 15 años, recogimos mis cosas del campamento, mi madre pidió
disculpas por mi comportamiento. Subimos al coche y nos fuimos. Lloré de miedo hasta
que llegué a mi casa. Mi madre durante el trayecto me preguntó, pero decidí no contárselo
hasta llegar a casa.

Ya en mi casa, asustado, le conté lo que ocurría, dijo que eran imaginaciones mías, que
debía descansar. Me acompañó a mi habitación, me dió un beso en la frente y se fue.
Estaba frustrado nadie me creía, sabía que algo cambiaría. Esa noche se produjo...
“Noticia de última hora, Fran, niño de 15 años desaparece a las 3 de la madrugada,
después de volver de un campamento de Serra”

Publicar un comentario

0 Comentarios