El príncipe y la golondrina



En un lejano país había un hermoso castillo donde vivía El Príncipe Feliz. Estaba delicado de salud. Y no sabía nada, su ciudad.En una mañana fría salió al jardín. Allí se encontró a una golondrina que tenía un ala rota.

El príncipe lo miró con mucho cariño. Y entonces la golondrina le habló sobre las maravillas de sus viajes hacia Egipto. Hacía semanas que sus compañeras se marcharon. Y ella esperaba irse con su enamorado Junco.

Entonces el príncipe escuchó que le decía porque en su ciudad había mucha gente sufriendo.
Había miserias, dolor. El príncipe de eso no sabía nada. Y eso le hizo pensar.Entonces habló con la golondrina por sí podía ayudarle hacer algo.


Cuando se curó la golondrina y pudo volar vio a lo lejos una casucha. Se acercó para ver qué pasaba allí, vio una señora que estaba bordando un vestido de fiesta para una dama. A su lado su hijo enfermo que tenía fiebre y pedía una naranja, pero su madre no pudo darle más que agua del río. ¡La golondrina les dejó un rubí!

A la mañana siguiente vio un escritor que no podía escribir porque tenía frío. Y le dejó otro rubí. Y a la noche vio a una niña descalza y sin abrigo que no podía vender ni una caja de cerillas, que su padre le iba a reñir. Entonces le dejó caer un zafiro. Y la niña muy contenta por esa piedra tan bonita. Y a la mañana siguiente vio que la ciudad habían gentes ricas celebrando sus fiestas, mientras que las personas pobres estaban muriéndose de hambre a sus puertas o debajo de un puente.

Cuando anocheció volvió y le contó al príncipe lo que había visto. Entonces el príncipe le dio todo el oro que tenía él para todas las gentes que lo necesitaban. El príncipe feliz sufrió de repente un momento de agonía por su enfermedad y falleció, cuando la golondrina llegó se quedó allí hasta que murió finalmente.

Entonces Dios llamó a un ángel y le dijo: tráeme de la tierra las dos cosas más hermosas. Y sin dudarlo voló hasta el castillo y cogió el cuerpo del príncipe y de la golondrina. Has elegido bien, dijo Dios, en mi reino celestial la golondrina cantará, el príncipe feliz repetirá mis alabanzas.

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