Muestra de escritura de Majo



Christian se sentó en la silla que había en medio de la sala preparándose para relatar su historia.

Cómo perdió en control.

Observó a su hermana gemela, Cristina observando todo a su alrededor. Respiró profundamente después de darse cuenta de que ella estaría bien y comenzó.

—Me llamo Christian —se presentó—. Y bueno, mi historia no es tan triste con rechazo por parte paterna como la de Óscar, ni por presión de la sociedad como las de Marta o Elisabeth, ni mucho menos por beneficio propio ajeno como la de David.

Cada persona que fue nombrando se volteó y, sintiéndose ofendidos, le miraron de una forma un poco repulsiva. Yo solo observaba los movimientos de cada persona. Realmente sus historias de cómo perdieron el control de su vida me habían hecho sentir un poco identificado en ciertos aspectos.

Alguien carraspeó y todos nos volteamos hacia dónde provenía el sonido.

La puerta por la que habíamos entrado estaba ocupada por el señor que nos había llevado hasta allí.

—Es hora de que comience el juego —sonrió malévolamente y nos roció un gas.

Poco a poco todos fuimos cayendo quedando en un sueño profundo.

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