Microrrelato de Raquel


Nada más ir al banco intenté sacar algo de dineor, ya que ayer me despidieron. Tenía que desahogarme jugando videojuegos. Pero no había dinero, no puedo creerlo. ¿Cuánto había costado los dulces, comida rápida y videojuegos? Es imposible. ¡Mierda, mierda, mierda! Enseguida corrí al mostrador para repotar un error. No, es culpa mía, no es algo nuevo. Yo lo sabía, llevo una semana así. Siempre he sido  escoria, por eso me despidieron. Admeás de que nunca me esforcé en nada, apenas salgo de casa para comprar, por eso no tengo amigos, por ello me siento sola. ¿Alguien buscará mi amor?

Mientras todo estaba oscuro, levanté la cabeza, había andado hacia mi casa sin darme cuenta. Decidí subir a jugar videojuegos, disfrutar mis últimos momentos en mi casa. Mientras jugaba, una jugadora se me acercó, pedía ayuda. Era una chica super cariñosa.

Publicar un comentario

0 Comentarios